La rabia es una musa poderosa, sobre todo cuando no hay donde encausarla. Cuando recibes la noticia que una niña de 2do año medio, excelente estudiante, buena compañera, amiga leal y el orgullo de su familia, cae muerta, fulminada sorpresiva e inexplicablemente por un aneurisma, justo el primer día de vacaciones, te da rabia. Te preguntas que clase de mundo es este en donde pequeñas personas ejemplares se pierden y otros seres nefastos siguen por ahí… Mejor no ir por ese camino, la rabia es una musa poderosa, pero inclemente.
Este lunes su pequeño cuerpo fue cremado y sus cenizas sepultadas en compañía de sus compañeras de liceo, sus profesores y su doliente familia. Pero la estudiante destacada de su curso tenía algo más que decir; siete personas recibieron órganos que sus padres, en medio de tan desoladora perdida, decidieron donar. Siete…
Adiós pequeña Scarleth, de sonrisa breve y ojos somnolientos, la de las buenas notas y la voz calmada que era escuchada atentamente por sus compañeras. Serás extrañada por quienes te conocimos, pero eternamente amada por esos siete desconocidos que recibieron tu último regalo.