Hay libros que llegan a las manos sin que uno lo haya planeado y de a poco se van al velador y ya en unos pocos días están leídos. Esto me ocurrió con este libro, un ensayo muy interesante sobre la aparición e instalación de la clase media y en particular de los empleados públicos durante el siglo XX en la sociedad chilena.
Este trabajo con un acertado título: «Por una vida digna y decorosa», confirma algo que venía pensando hace un tiempo, aunque de manera poco rigurosa, y tiene que ver con la construcción del país, porque siempre en los libros de Historia, en la llamada Historia oficial, aparecen los soldados y los presidentes como los que construyen un país, pero eso llevó a preguntarme ¿Qué es realmente un país? ¿Qué lo une? porque un país pareciera no ser más que la gente que lo habita, compartiendo límites, impuestos, íconos y figuras patrias, etc. y a mí me parece que lo cultural es lo más relevante, no sólo como país, sino que como sociedad, como conjunto de personas que comparten lugares comunes. En ese sentido pensaba en como las mujeres que prácticamente no aparecen en la «Historia» son las que en gran medida han creado y traspasado esta cultura, ya sea con el lenguaje, la comida, la ropa, los remedios, la religión, la educación , el orden de los muebles, la configuración del jardín, la crianza de los hijos (muchas veces sin padre), etc.
Volviendo al libro, este explica y analiza como la clase media de manera silenciosa fue haciéndose un lugar, y aunque siempre fueron parte de la masa, tienen sus propias características. Tal vez en este grupo se reflejaba lo mejor y lo peor de nuestra idiosincracia: la dignidad y el arribismo, la solidaridad y el ideal aspiracional, el valor de la educación y el miedo a la pobreza.
El libro es muy interesante y rápido de leer, incluyendo además testimonios y relatos de personas comunes que ayudan a comprender las distintas épocas. Fue escrito por la historiadora Azun Candina y fue editado en el 2009 en conjunto por la Editorial Frasis y la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile.
Para complementar mi breve y somero comentario sobre este libro, les dejo un fragmento que es parte de uno de tantos testimonios, en este caso es de Victor Barrientos, jubilado del Servicio Nacional de salud y da cuenta de como la inclusión del crédito cambió las formas de funcionar de los ciudadanos:
«El trabajador vive endeudado. Las últimas estadístias dicen que 7 a 10 veces más su renta mensual, o sea, ese hombre está hipotecado de por vida, nunca va a poder salir, ¡Nunca va a poder salir! …
… Yo no sé si habrá alguien como es mi caso que pueda decir «yo no le debo un peso a nadie». Yo no le debo un peso a nadie y ni me gusta deberle tampoco. No es mucha la gente que pueda decir eso. Lógicamente no puedo decir «voy a tomar el avión para ir a Honolulu», no lo puedo hacer, no me interesa tampoco. Pero si tengo la tranquilidad de no angustiarme por no tener tal cosa. Si me falta algo, cuando tenga los medios lo voy a comprar.»
Me gusta que en el libro se habla de detalles que delatan ideas más grandes. Voy a dar un ejemplo que aparece mencionado, cuando la UP celebró la nacionalización del Cobre, apareción un famoso afiche donde se intenta mostrar a todos los sectores representados, al huaso, al mapuche, al minero, niños, una cantora, incluso un chancho de greda, pero no tomaron en cuenta a los empleados públicos.
El libro aparte de comprarlo, puede (h)ojearlo acá: «Por una vida digna y decorosa»
PD: Gracias a la ahora inexistente librería Ciudad Letrada de Diagonal Paraguay que para una Navidad regaló un libro a sus clientes habituales, así llegó este libro a mis manos.
Artículo aparecido originalmente en El Pájaro Verde
