En el día de la madre, si nos dedicamos a leer redes sociales, pensaríamos que todos tienen madres perfectas, lindas, cariñosas y comprensivas. Todos tienen a la mejor madre del mundo. Pero en el fondo sabemos que es falso, y que el mundo está lleno de madres no tan buenas, e incluso madres que renunciarían en cualquier momento a este rol.
En la historia del arte, y particularmente en el cine está lleno de retratos de malas madres, listas de este tipo abundan en la web, sin embargo hacer este tipo de retratos en la literatura infantil es un poco más osado. Más allá de cuentos clásicos con madres de la índole de Hansel y Gretel, en la literatura moderna este tipo de madres son escasas. En la literatura más reconocida, Roald Dahl es el gran ejemplo, mostrando siempre a los adultos como seres irracionales y ridículos y ni los padres se salvaban de este tipo de características. Sin embargo, me voy a referir al caso de otro gran ejemplo: «El globo» de Isol
El globo es de esos libros insolentes, que muchos preferirían no mostrar a sus hijos por temor a sembrar deseos políticamente incorrectos en las mentes de los niños. El libro nos cuenta con humor y simpleza la historia de una niña, cuya madre era tan mal genio, que un día mientras le gritaba se transforma en un gran globo rojo. La visión de Camila, la protagonista, no es desde el rencor, sino desde la mera observación de una madre que le grita a todo lo que se le pasa por delante, siendo eso lo que es fascinante sobre el libro. El libro no es un drama, no es moralista, ni pedagógico, ni busca la redención de la madre. No nos trata de convencer con el discurso clásico del tipo «en el fondo la mamá la quiere» sino que simplemente utiliza el humor absurdo para reflejar lo absurdo que pueden ser los adultos al tratar a los niños.
«El globo» es un libro de la gran ilustradora Isol (de quien recomiendo todos sus libros) y que pueden encontrar fácilmente en librerías, editado por el Fondo de Cultura Económica.
