Donde nacen los juguetes

by Hipoceronte
0 comment

El otro día chateando con una amiga por redes sociales, con tanto jajajaja nos acordamos de la canción de la tienda de juguetes Otto Kraus que se cantaba en Sábados Gigantes.
Otto Krauss era todo un referente de juguetes en Chile en época de Dictadura, cuando no había mall, ni internet y todos veíamos lo mismo en la tele, por lo que la oferta de juguetes industriales era principalmente Otto Kraus, aunque de a poco comenzaban a llegar las muñecas de Jesmar, las Barbies o los micro machines. Incluso en algún momento tuvo de competencia a Rochet, el castillo del juguete.
La fábrica y tienda quedaba en Avenida Vicuña Mackenna 3919, donde hoy se encuentra la sede de la Universidad Santa María. Como vivía en La Florida y estudié luego en Santiago Centro pasé en micro chorrocientos mil veces por ahí, aunque sólo entré una vez y fue cuando aún era un niño.
Aunque los precios de esta juguetería se supone eran más accesibles para una clase media emergente y también arribista, recuerdo que para muchas de nuestras familias era caro comprar un juguete ahí, de hecho era caro comprar un juguete en general. En mi barrio los juguetes de cumpleaños venían del bazar de la esquina y los juguetes de navidad venían de la nocturna feria navideña que era donde mismo se instalaba la feria de frutas y verduras durante el día. Tiempos escuálidos.

Un día no sé porqué mi mamá nos llevó a mi y a mi hermano menor a Otto Kraus, yo tenía como 7 años, llegamos en la clásica Carrascal y para mí era como ir a Las Vegas. Recuerdo que caminábamos por pasillos llenos de juguetes, ahí estaban los camiones Goliat, muñecos Dondo, saltarinas y muchos electrodomésticos versión plástico.
Estuvimos más de una hora recorriendo todo el lugar y al final nos fuimos y no compramos nada. Parece que no alcanzaba. Aunque nunca le exigimos nada a mis padres, fue triste ver miles de juguetes y no poder llevarnos ninguno a la casa. Pero tal vez no recordaría nada si no hubiese ocurrido lo realmente relevante, y es que a la salida de Otto Kraus, en la vereda, había otra feria de juguetes, de esos que no salían en la tele, más humilde, con versiones piratas y por lo mismo más baratos.
Mi mamá atinó y nos compró ahí un juguete, costó $550 y era un helicóptero celeste que se transformaba en robot, o al revés, o sea, una especie de Transformer mula. De todas formas con mi hermano estábamos felices, contadas veces tuvimos un juguete sacado nuevo de una caja.

Y acá recién comienza la historia que me importaba contar. Lo llevé al colegio orgulloso, era la raja que algo se transformara en helicóptero. Pero ahí aparecieron los Jorge del Salto con sus G.I.Joe y sus transformer originales. Me preguntaban de donde había salido ese mono, que nadie lo cachaba y si peleaban iba a perder porque no tenía ni una gracia. En defensa de mi super amigo helicóptero tuve que chamullar descubriendo el poder de la palabra. Amigos, lo que pasa es que este es un transformer original, pero que sale en la nueva temporada de los monitos animados, pero como acá en Chile estamos atrasados, aún no aparece, pero este es el que la lleva, es el jefe de todos los transformer buenos, me lo trajo una tía de lliuesei. Mentí en todos los aspectos, partiendo con mis tías que son de Puerto Montt. Pero me creyeron, y al igual que Tom Sawyer pintando la cerca, me pidieron que se los prestara. Fue así como a cambio pude llevarme a mi casa alternadamente una semana a Leono, otra a Optimus Prime y otra a Skeletor.

Después de ese aparentemente injusto intercambio me di cuenta que nuestro helicóptero celeste efectivamente era el más bacán de todos, porque era yo el que inventaba sus buenas aventuras sobre el pan y la mantequilla de la once y que bombardeaba los cuadernos llenos de tareas. Decidí no mentir más, pero si meterle color a las historias para que sean más queribles.

Como bien lo relató la saga de Toy Story, en algún momento los juguetes se empiezan a dejar parados en un estante en vez de habitar en el suelo. Perdí ese juguete, pero no los recuerdos que acá les comparto, aunque ya no puedo asegurar que fue una Carrascal, o un Optimus Prime o $550.

You may also like