«La conversación» de Francis Ford Coppola

by Butaca Martínez
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Sin duda la más sólida de las etapas del director norteamericano Francis Ford Coppola fue la década de los ’70 y es «The conversation» su más humilde joya de esa era. Gestada luego de la exitosa primera parte de la ineludible “The Godfather” (1972) y opacada por su notable sucesora “The Godfather: Part II” (1974). El filme nos presenta una narración más cercana al cine independiente (lo es en estricto rigor considerando que pertenece a American Zoetrope, la productora fundada por el mismo director) con algunas secuencias que coquetean con la experimentación visual y sonora aunque sin olvidar en ningún momento al espectador, de quien exige no sólo atención, sino que una activa participación. The Conversation se instala finalmente como un referente obligado del género de espionaje,

La película trata sobre el espía privado Harry Caul (Gene Hackman), un discreto profesional admirado en su área, quien logra grabar una extraña conversación de una pareja por encargo de un poderoso cliente (Robert Duvall). Aparentemente los entrecortados diálogos no revelan nada sospechoso, pero la obsesión de Harry por descubrir la razón de este trabajo lo lleva a intuir una futura tragedia, aparecen entonces las culpas del pasado y las taras afectivas del presente. La relación más cercana a la amistad es con su socio y colega Stan (John Cazale), este vínculo, ciertamente inestable, nos ayuda a entender el constante hermetismo con que Harry ha construido no sólo su fama profesional, sino que también su particular forma de vida, refugiándose en sus hogareños ensayos de saxo y en las ocasionales visitas a una mujer.

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La película comienza con un plano abierto que nos muestra una plaza en la ciudad de San Francisco y que lentamente va cerrándose hasta presentarnos a Harry, a quien no abandonaremos hasta el final del metraje. A medida que la historia avanza, no sólo tratamos de develar el misterio que genera la grabación de aquella conversación, sino que también la sique y ética del protagonista. Un verdadero juego de espías que incluye al espectador gracias a un montaje que estimula la revisión de lo que vemos y de lo que vimos, pues lo expuesto es el confuso pensar de Harry y su inagotable búsqueda, esto nos incita a acompañarlo en sus deducciones con el afán de completar un truculento puzzle sin saber exactamente qué es lo que queremos armar. La paranoia que se apodera de Harry, y que se incrementa hasta una delirante escena final, confirma la crisis interna del personaje quien sólo puede volver al sosiego luego de una simbólica autodestrucción.

El ritmo es pausado, aunque la tensión es permanente debido principalmente a un notable montaje, la música de David Shire le da un toque refinado con una curiosa partitura cercana al jazz, no tan común para el género aunque si conectada con bandas sonoras de los años 60’s. El trabajo de Gene Hackman es más que relevante, su filmografía consistió en la representación del ciudadano común, alguien con quien uno se puede topar en la calle, y su talento aquí radica en ese bajo perfil, en el esmero del personaje en no llamar la atención y explicitar lo menos posible sus pensamientos y emociones. Cabe destacar además que esta es una de las cinco películas donde podemos ver el talento de John Cazale, quien padeció de una muerte temprana.

Aunque popularmente es menos recordada que la saga de la familia Corleone y que la titánica “Apocalipsis now” (1979), éste es un título obligado para cinéfilos y a quienes les interesa el trabajo de sonido. Su influencia se puede corroborar en películas recientes como “Das Leben der Anderen” (2006) o “Tinker Tailor Soldier Spy” (2011). La trama sobre espías resulta ser una excusa para hablar sobre la «interpretación” que no es más que nuestra limitada percepción de los hechos aunque tengamos todo el aparataje técnico para registrar una supuesta realidad, un tema que hace eco en estos tiempos en que una, otrora impensada, tecnología descansa diariamente en nuestra palma de la mano, sin alcanzar a entender la responsabilidad y por ende la ética que su uso conlleva.

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The Conversation (1974)
Director y guionista: Francis Ford Coppola
Música: David Shire
Fotografía: Bill Butler
País: USA
Duración: 113 min.

 

 

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